Una
tarde de abril, Nina caminaba sobre el lago de Mina Clavero en
Córdoba, la ciudad en la que vivía, lloraba porque ella se sentía
poco atractiva, se menospreciaba, que nadie se podría enamorar de
ella, sin embargo muchos de sus compañeros de clase gustaban
secretamente de ella, pero al ella mostrarse tan indiferente en
cuestiones del amor, sus enamorados mantenían en secreto sus
sentimientos por miedo al rechazo.
Era raro que ningún chico se fijase en ella, su pelo ondulado morocho y esos ojos verdes derretían a cualquiera, su verdadero problema era su auto estima, se creía fea porque nadie que a ella le interesara le confesaba su amor, tal vez ella era un poco entusiasta y una romántica empedernida, debido a sus preferencias literarias como Romeo y Julieta, Orgullo y Prejuicio y Cumbres Borrascosas.
Cansada de sus penas, Nina seco todas sus lágrimas, agarro una piedra y la tiro con fuerza al lago.
De repente todo estaba tan silencioso, no se escuchaba nada, entonces luces se transparentaban a través del lago, luces amarillentas, azules y violetas, Nina no podía creer lo que sus ojos veían.
-Hola Nina. - le dijo esa grave voz
-¿Quien eres tú? - respondió ella
-Mi nombre es Ammar y debo agradecerte pues me has liberado
-¿Liberado? Contesto Nina
-Si, yo era un simple bufón en la corte del rey en Arabia muchos siglos atrás, me enamore de la hija del rey, la bella Anya. Íbamos a fugarnos una tarde como esta, soleada y calurosa, pero uno de los sirvientes del rey nos descubrió, a Anya la obligaron a casarse con un príncipe de una tierra lejana. En cuanto a mi, los soldados del rey me quemaron en una hoguera por alta traición, pero como yo sabía un poco de brujería blanca hice un hechizo, el cual consistía en que a quien arrojara mis restos al agua me liberaría y podría reencontrarme con mi amada Anya en el más allá, y a cambio se le concedería un deseo a mi liberador, al parecer lo único que quedo de mi ese día no fue más que una piedra.
-Pero yo no deseo nada señor. - Dijo Nina
-Dime Ammar, y algo debes desear, supongo que los sollozos que escuche no eran de un sapo.
-¿Como supiste?
-Bueno una roca no sirve casi para nada, pero las rocas escuchan, tal vez es en parte mi condena por no cumplir los ideales de mis padres, que todo el tiempo me decían que nunca escuchaba a nadie y que iba a terminar mal, aunque sí me dijeron que iba a amar, de allí mi nombre, gran estigma, ¿Verdad? Y yo amé, tanto que me costo la vida, pero no me arrepiento ya que yo me he arriesgado por amor.
-¡Que profundo Ammar!, bueno si, hay una cosa que me gustaría pedir.
-Dímelo entonces.
-Deseo que todos los hombres que me gusten se enamoren de mi belleza.
Pero Nina no sabia nada del amor, a pesar de todos sus ideales, el amor es ciego, no juzga físicamente.
-Concedido, gracias por liberarme Nina, espero que este deseo te haga muy feliz, adiós
-Adiós- Exclamo Nina mientras volvía a su casa.
7 años después Nina era una persona rodeada de jóvenes muy lindos y bien adinerados enamorados de ella, era una rompe corazones. Su deseo marchaba a la perfección, su auto estima estaba hasta las nubes, y se había recibido hace poco de recepcionista de hoteles.
Su vida social se acrecentaba a medida que pasaba el tiempo.
Una oferta de trabajo surgió en Buenos Aires Capital, la cual no pudo rechazar.
Se alojó en un departamento bastante pintoresco en la zona de Villa del Parque.
En Buenos Aires, ciudad de encuentros y desencuentros, Nina causaba estragos, varios querían salir con ella, ya que Nina veía muchos rostros bonitos por las calles, era inevitable que no le gustara al menos uno por vereda. Estos chicos la perseguían, la admiraban, estaban obsesionados y ella lo disfrutaba.
Salia a bailar todos los fines de semana y era la chica más codiciada en todo el boliche, era como una diva.
Nina amaba ese estilo de vida, le daba confianza y seguridad.
Pero no tenia idea de lo que le iba a suceder ese mediodía tan frió de julio.
Se dirigía al Hotel Plaza New York, en donde trabajaba, ubicado en la zona Centro. El subte estaba muy congestionado, había muchisima gente, pero ningún joven le llamaba la atención, ya que si le hubiese gustado alguno, le habrían cedido el asiento o hubiera entablado alguna conversión interesante.
Era momento de bajarse del subte, y como este iba tan lleno, era inevitable que algún empujón recibiría, lo miro a los ojos y le dijo
-¿Sos idiota?
-Perdoname - Respondió el.
-¿Pero que no me ves? ¿Sos tonto? Dijo Nina enfurecida.
-Alguien se levanto con el pie izquierdo esta mañana, ¿No?
-¿Cómo? No puedo creer tu falta de respeto.
-Pero si yo te pedí perdón, ¿Qué más tengo que hacer?
Nina se dio cuenta que este joven no era alguien digno de ella, era solo un rubio de ojos claros, bastante mediocre y con malos modales, ¿Como iba a responderle de una manera tan vil? Aunque claro, ella no era ninguna dama después de todo, el tiempo la volvió, caprichosa, veleidosa y malcriada.
Se fue de ese horrible lugar bajo tierra, pero se paso toda la tarde pensando en cuanto odiaba a ese... ese infame.
Mientras tanto Nina seguía con su estilo de vida, lujurioso y descarriado, sin pensar que el amor podría estar a un tropezón.
Un día Nina se fue de compras al Shopping, necesitaba un par de prendas de vestir. Ya se había olvidado completamente del rubio maleducado.
Veía vidrieras, las cuales estaban poniendo carteles de liquidación, pero Nina estaba muy cansada de mirar vidrieras, tanto que le empezaron a doler los pies aunque nadie pensaría que esos malditos tacos altos que llevaba puestos serian su salvación. Dio un tropezón y casi cae al piso.
Fin
Já, no se desilucionen, esta historia no esta tan cerca de terminar, como decía, casi cae al piso, de no haber sido por... Ese endemoniado rubio, parecía una jugada del destino eh.
Cuando se miraron a los ojos se reconocieron como si hubiera sido ayer el día en que se conocieron.
-¿Otra vez vos? Ahora no me podes decir que no sos medio torpe - Dijo el rubio.
Oh, que ojos tan azules profundos que tenia, cautivantes y asombrosos, pensaba Nina.
-Yo no soy la torpe, y no necesitaba tu ayuda.
-Con un gracias me hubiera alcanzado, pero veo que sos histérica de nacimiento.
¿Como se dignaba a decirle histérica? ¿Que acaso los encantos de Nina no lo encandilaban? Nina estaba perpleja.
-Yo no soy histérica señor imprudente.
-Me llamo Camilo, y caballeroso es mi segundo nombre, mis viejos me re cagaron, ya sé, pero que se le va a hacer.
¡Aaaah dios! ¡Ese léxico callejero y esas ironías agobiantes! Nina se preguntaba si era así con todas o en especial con ella.
-Como digas, chau - Dice Nina.
-Como quieras loquita - dijo Camilo.
Ese hombre si que la sacaba de sus cabales.
Nina no podía dejar de pensar en esos ojos hipnóticos, nunca había visto unos iguales, pero seguía sosteniendo que lo odiaba, aunque se notaba que inconscientemente lo amaba.
Lo volvió a ver al día siguiente por casualidad en una florería, compro un enorme ramo de rosas blancas, eran bellisímas.
Nina se pregunto para quien serian, la intriga fue tal que decidió seguirlo, tomo un taxi pidiéndole que conduzca lento, menos mal que este taxi tenia vidrios polarizados, la idea que el la descubriera le parecía horrenda.
Camilo entro en una clínica, entonces supuso que las flores eran para algún familiar enfermo, tal vez su madre. Bajó del taxi y entro en la clínica. Subió las escaleras después de él, siguiéndolo, hasta que el entro en un cuarto y de reojo vio a una chica mas o menos de su edad, muy linda, rubia con ojos marrones, el fue corriendo a abrazarla y ahí entendió ella que era su novia, quiso huir de ese lugar y largarse a llorar pero su orgullo la mantuvo ahí parada, Camilo salio de la habitación a buscar algo y la vio
-¿Que haces? ¿Me estas siguiendo? - dice Camilo
-No, yo, ehm, vine a visitar a mi abuela
-Ah si, ¿En que habitación esta?
-En la ...1412 dijo Nina
-Esa habitación no existe, ¿Porque me mentís?
-Es que yo...
-Mira, estoy pasando una situación muy difícil, si querés hablarme, acá tenés mi teléfono, pero ahora necesito algo de privacidad.
Nina pensó en tirar el teléfono, pero no pudo, tardo días y muchas peleas con su ego para llamarlo, hasta que al final se reunieron en un café cerca de la casa de Camilo
Hablaron toda la noche, Nina se rió como nunca en su vida, también descubrió que esa rubia de ojos marrones era su hermana, que tenia leucemia y le quedaban pocos días de vida, lo que le causo mucha tristeza.
Camilo se mostraba distante porque él sufrió mucho por amor, tenía miedo a volver a ser herido, pero se notaba que empezaba a agradarle Nina, y como a Nina le parecía poco atractivo, los sentimientos de Camilo hacia Nina eran sinceros.
Entonces Nina se dio cuenta de que se había enamorado, pero sabia que al enamorarse, Camilo se alienearía, como todos los demás, es decir, la querría solo por su belleza, mientras él supo ver mas allá de la apariencia física, la simple idea la asustaba.
Buscó en internet métodos para saber como deshacer un deseo, intento de todo, hasta hacer círculos de sal invocando espíritus, hasta hacer esas mezclas caseras con ingredientes raros. Pero nada daba resultado, ya que al salir a la calle, pensaba que cierta persona era linda, y esta al segundo le proponía ir a tomar algo.
No salio de su casa en semanas, no atendía las llamadas de Camilo, lo ignoraba para que se olvidara de ella.
Decidió volver al lago de Mina Clavero, tiró miles de rocas, pero nada sucedía, un anciano le pregunto porque lo hacía y ella le contó su historia, a lo que el anciano dijo:
- Mi niña, el amor es mas sabio que un tonto deseo, si tu amas de verdad y la otra persona te corresponde, ese vínculo puede contrarrestar cualquier otra fuerza que les impida la felicidad, pero deben perseverar, mantenerse firmes, no flaquear ante la adversidad.
Nina quedo sorprendida ante ese discurso, el cual la convenció para volver a Buenos Aires.
Si ella creyera en la reencarnación, creería en que ese anciano era Ammar en persona, simplemente lo sintió.
Al volver, llamo a Camilo, el cual accedió a verla.
Se encontraron en el mismo café en el cual se enamoraron.
-Me rompiste el corazón cuando me entere que te fuiste, pensé que no te iba a volver a ver - Dijo Camilo
- Yo te amo Camilo, eso es más fuerte que nada, y me di cuenta de que no podía huir porque a donde quiera que vaya tu amor me sigue en todas partes.
-Yo también te amo Nina, me cautivaste con tu sensatez y con tu personalidad fuerte, pero se que por dentro te sentís débil, yo quiero ayudar a que no te sientas débil nunca.
Nina se dio cuenta que el consejo del anciano era verídico, ese mismo día paso toda la noche con Camilo.
Caminaron por el parque, mirando la luna llena y hablando del futuro, cualquiera que los viera hubiera pensado que eran verdaderas almas gemelas, se notaba que había química, y la risa de ambos parecía esparcir felicidad por todo su alrededor.
Esa misma noche fue cuando por primera vez se entregaron al placer, en cuerpo y alma, se amaron con tanta fuerza que el universo era una diminuta parte comparado con tal pasión.
Ellos finalmente se casaron a los pocos meses, su boda fue un día de septiembre, el vestido de novia de Nina parecía tallado por los mismísimos ángeles, sin dudas fue la novia más hermosa que hubo.
Tuvieron dos hijos, Margarita y Julián, eran las luces de sus ojos, crecieron llenos de amor y felicidad.
Desde que Nina y Camilo se conocieron, la Tierra no conoció un amor igual, lleno de causalidades y tan puro e inocente como aquel.
Y aunque varios digan que amores hay muchos, historias como estas hay pocas...
Era raro que ningún chico se fijase en ella, su pelo ondulado morocho y esos ojos verdes derretían a cualquiera, su verdadero problema era su auto estima, se creía fea porque nadie que a ella le interesara le confesaba su amor, tal vez ella era un poco entusiasta y una romántica empedernida, debido a sus preferencias literarias como Romeo y Julieta, Orgullo y Prejuicio y Cumbres Borrascosas.
Cansada de sus penas, Nina seco todas sus lágrimas, agarro una piedra y la tiro con fuerza al lago.
De repente todo estaba tan silencioso, no se escuchaba nada, entonces luces se transparentaban a través del lago, luces amarillentas, azules y violetas, Nina no podía creer lo que sus ojos veían.
-Hola Nina. - le dijo esa grave voz
-¿Quien eres tú? - respondió ella
-Mi nombre es Ammar y debo agradecerte pues me has liberado
-¿Liberado? Contesto Nina
-Si, yo era un simple bufón en la corte del rey en Arabia muchos siglos atrás, me enamore de la hija del rey, la bella Anya. Íbamos a fugarnos una tarde como esta, soleada y calurosa, pero uno de los sirvientes del rey nos descubrió, a Anya la obligaron a casarse con un príncipe de una tierra lejana. En cuanto a mi, los soldados del rey me quemaron en una hoguera por alta traición, pero como yo sabía un poco de brujería blanca hice un hechizo, el cual consistía en que a quien arrojara mis restos al agua me liberaría y podría reencontrarme con mi amada Anya en el más allá, y a cambio se le concedería un deseo a mi liberador, al parecer lo único que quedo de mi ese día no fue más que una piedra.
-Pero yo no deseo nada señor. - Dijo Nina
-Dime Ammar, y algo debes desear, supongo que los sollozos que escuche no eran de un sapo.
-¿Como supiste?
-Bueno una roca no sirve casi para nada, pero las rocas escuchan, tal vez es en parte mi condena por no cumplir los ideales de mis padres, que todo el tiempo me decían que nunca escuchaba a nadie y que iba a terminar mal, aunque sí me dijeron que iba a amar, de allí mi nombre, gran estigma, ¿Verdad? Y yo amé, tanto que me costo la vida, pero no me arrepiento ya que yo me he arriesgado por amor.
-¡Que profundo Ammar!, bueno si, hay una cosa que me gustaría pedir.
-Dímelo entonces.
-Deseo que todos los hombres que me gusten se enamoren de mi belleza.
Pero Nina no sabia nada del amor, a pesar de todos sus ideales, el amor es ciego, no juzga físicamente.
-Concedido, gracias por liberarme Nina, espero que este deseo te haga muy feliz, adiós
-Adiós- Exclamo Nina mientras volvía a su casa.
7 años después Nina era una persona rodeada de jóvenes muy lindos y bien adinerados enamorados de ella, era una rompe corazones. Su deseo marchaba a la perfección, su auto estima estaba hasta las nubes, y se había recibido hace poco de recepcionista de hoteles.
Su vida social se acrecentaba a medida que pasaba el tiempo.
Una oferta de trabajo surgió en Buenos Aires Capital, la cual no pudo rechazar.
Se alojó en un departamento bastante pintoresco en la zona de Villa del Parque.
En Buenos Aires, ciudad de encuentros y desencuentros, Nina causaba estragos, varios querían salir con ella, ya que Nina veía muchos rostros bonitos por las calles, era inevitable que no le gustara al menos uno por vereda. Estos chicos la perseguían, la admiraban, estaban obsesionados y ella lo disfrutaba.
Salia a bailar todos los fines de semana y era la chica más codiciada en todo el boliche, era como una diva.
Nina amaba ese estilo de vida, le daba confianza y seguridad.
Pero no tenia idea de lo que le iba a suceder ese mediodía tan frió de julio.
Se dirigía al Hotel Plaza New York, en donde trabajaba, ubicado en la zona Centro. El subte estaba muy congestionado, había muchisima gente, pero ningún joven le llamaba la atención, ya que si le hubiese gustado alguno, le habrían cedido el asiento o hubiera entablado alguna conversión interesante.
Era momento de bajarse del subte, y como este iba tan lleno, era inevitable que algún empujón recibiría, lo miro a los ojos y le dijo
-¿Sos idiota?
-Perdoname - Respondió el.
-¿Pero que no me ves? ¿Sos tonto? Dijo Nina enfurecida.
-Alguien se levanto con el pie izquierdo esta mañana, ¿No?
-¿Cómo? No puedo creer tu falta de respeto.
-Pero si yo te pedí perdón, ¿Qué más tengo que hacer?
Nina se dio cuenta que este joven no era alguien digno de ella, era solo un rubio de ojos claros, bastante mediocre y con malos modales, ¿Como iba a responderle de una manera tan vil? Aunque claro, ella no era ninguna dama después de todo, el tiempo la volvió, caprichosa, veleidosa y malcriada.
Se fue de ese horrible lugar bajo tierra, pero se paso toda la tarde pensando en cuanto odiaba a ese... ese infame.
Mientras tanto Nina seguía con su estilo de vida, lujurioso y descarriado, sin pensar que el amor podría estar a un tropezón.
Un día Nina se fue de compras al Shopping, necesitaba un par de prendas de vestir. Ya se había olvidado completamente del rubio maleducado.
Veía vidrieras, las cuales estaban poniendo carteles de liquidación, pero Nina estaba muy cansada de mirar vidrieras, tanto que le empezaron a doler los pies aunque nadie pensaría que esos malditos tacos altos que llevaba puestos serian su salvación. Dio un tropezón y casi cae al piso.
Fin
Já, no se desilucionen, esta historia no esta tan cerca de terminar, como decía, casi cae al piso, de no haber sido por... Ese endemoniado rubio, parecía una jugada del destino eh.
Cuando se miraron a los ojos se reconocieron como si hubiera sido ayer el día en que se conocieron.
-¿Otra vez vos? Ahora no me podes decir que no sos medio torpe - Dijo el rubio.
Oh, que ojos tan azules profundos que tenia, cautivantes y asombrosos, pensaba Nina.
-Yo no soy la torpe, y no necesitaba tu ayuda.
-Con un gracias me hubiera alcanzado, pero veo que sos histérica de nacimiento.
¿Como se dignaba a decirle histérica? ¿Que acaso los encantos de Nina no lo encandilaban? Nina estaba perpleja.
-Yo no soy histérica señor imprudente.
-Me llamo Camilo, y caballeroso es mi segundo nombre, mis viejos me re cagaron, ya sé, pero que se le va a hacer.
¡Aaaah dios! ¡Ese léxico callejero y esas ironías agobiantes! Nina se preguntaba si era así con todas o en especial con ella.
-Como digas, chau - Dice Nina.
-Como quieras loquita - dijo Camilo.
Ese hombre si que la sacaba de sus cabales.
Nina no podía dejar de pensar en esos ojos hipnóticos, nunca había visto unos iguales, pero seguía sosteniendo que lo odiaba, aunque se notaba que inconscientemente lo amaba.
Lo volvió a ver al día siguiente por casualidad en una florería, compro un enorme ramo de rosas blancas, eran bellisímas.
Nina se pregunto para quien serian, la intriga fue tal que decidió seguirlo, tomo un taxi pidiéndole que conduzca lento, menos mal que este taxi tenia vidrios polarizados, la idea que el la descubriera le parecía horrenda.
Camilo entro en una clínica, entonces supuso que las flores eran para algún familiar enfermo, tal vez su madre. Bajó del taxi y entro en la clínica. Subió las escaleras después de él, siguiéndolo, hasta que el entro en un cuarto y de reojo vio a una chica mas o menos de su edad, muy linda, rubia con ojos marrones, el fue corriendo a abrazarla y ahí entendió ella que era su novia, quiso huir de ese lugar y largarse a llorar pero su orgullo la mantuvo ahí parada, Camilo salio de la habitación a buscar algo y la vio
-¿Que haces? ¿Me estas siguiendo? - dice Camilo
-No, yo, ehm, vine a visitar a mi abuela
-Ah si, ¿En que habitación esta?
-En la ...1412 dijo Nina
-Esa habitación no existe, ¿Porque me mentís?
-Es que yo...
-Mira, estoy pasando una situación muy difícil, si querés hablarme, acá tenés mi teléfono, pero ahora necesito algo de privacidad.
Nina pensó en tirar el teléfono, pero no pudo, tardo días y muchas peleas con su ego para llamarlo, hasta que al final se reunieron en un café cerca de la casa de Camilo
Hablaron toda la noche, Nina se rió como nunca en su vida, también descubrió que esa rubia de ojos marrones era su hermana, que tenia leucemia y le quedaban pocos días de vida, lo que le causo mucha tristeza.
Camilo se mostraba distante porque él sufrió mucho por amor, tenía miedo a volver a ser herido, pero se notaba que empezaba a agradarle Nina, y como a Nina le parecía poco atractivo, los sentimientos de Camilo hacia Nina eran sinceros.
Entonces Nina se dio cuenta de que se había enamorado, pero sabia que al enamorarse, Camilo se alienearía, como todos los demás, es decir, la querría solo por su belleza, mientras él supo ver mas allá de la apariencia física, la simple idea la asustaba.
Buscó en internet métodos para saber como deshacer un deseo, intento de todo, hasta hacer círculos de sal invocando espíritus, hasta hacer esas mezclas caseras con ingredientes raros. Pero nada daba resultado, ya que al salir a la calle, pensaba que cierta persona era linda, y esta al segundo le proponía ir a tomar algo.
No salio de su casa en semanas, no atendía las llamadas de Camilo, lo ignoraba para que se olvidara de ella.
Decidió volver al lago de Mina Clavero, tiró miles de rocas, pero nada sucedía, un anciano le pregunto porque lo hacía y ella le contó su historia, a lo que el anciano dijo:
- Mi niña, el amor es mas sabio que un tonto deseo, si tu amas de verdad y la otra persona te corresponde, ese vínculo puede contrarrestar cualquier otra fuerza que les impida la felicidad, pero deben perseverar, mantenerse firmes, no flaquear ante la adversidad.
Nina quedo sorprendida ante ese discurso, el cual la convenció para volver a Buenos Aires.
Si ella creyera en la reencarnación, creería en que ese anciano era Ammar en persona, simplemente lo sintió.
Al volver, llamo a Camilo, el cual accedió a verla.
Se encontraron en el mismo café en el cual se enamoraron.
-Me rompiste el corazón cuando me entere que te fuiste, pensé que no te iba a volver a ver - Dijo Camilo
- Yo te amo Camilo, eso es más fuerte que nada, y me di cuenta de que no podía huir porque a donde quiera que vaya tu amor me sigue en todas partes.
-Yo también te amo Nina, me cautivaste con tu sensatez y con tu personalidad fuerte, pero se que por dentro te sentís débil, yo quiero ayudar a que no te sientas débil nunca.
Nina se dio cuenta que el consejo del anciano era verídico, ese mismo día paso toda la noche con Camilo.
Caminaron por el parque, mirando la luna llena y hablando del futuro, cualquiera que los viera hubiera pensado que eran verdaderas almas gemelas, se notaba que había química, y la risa de ambos parecía esparcir felicidad por todo su alrededor.
Esa misma noche fue cuando por primera vez se entregaron al placer, en cuerpo y alma, se amaron con tanta fuerza que el universo era una diminuta parte comparado con tal pasión.
Ellos finalmente se casaron a los pocos meses, su boda fue un día de septiembre, el vestido de novia de Nina parecía tallado por los mismísimos ángeles, sin dudas fue la novia más hermosa que hubo.
Tuvieron dos hijos, Margarita y Julián, eran las luces de sus ojos, crecieron llenos de amor y felicidad.
Desde que Nina y Camilo se conocieron, la Tierra no conoció un amor igual, lleno de causalidades y tan puro e inocente como aquel.
Y aunque varios digan que amores hay muchos, historias como estas hay pocas...
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